Durante estos días iremos dando información sobre el interesante congreso de economía feminista celebrado en Carmona.
Aquí primeras apariciones en prensa!
Fuente: http://www.eldiario.es/economia/Economia-feminista-salir-crisis_0_182332069.html
Más allá de si efectivamente hay o no hay brotes
verdes en la economía, la atención está ahora en las condiciones en las
que España saldrá de la crisis. Entre las corrientes económicas
heterodoxas que alertan de la creciente desigualdad agravada por los
recortes y que proponen medidas alternativas a la austeridad está la
feminista. Precisamente, estos días se celebra en Carmona (Sevilla) el IV Congreso de Economía Feminista,
una corriente crítica del pensamiento económico que tiene en el centro
de su análisis las desigualdades, especialmente las vinculadas al
género.
Hay dos ejes centrales para la economía
feminista. "Por un lado, tiene en cuenta no solo la economía mercantil,
sino también el territorio doméstico, donde se hacen los trabajos que
permiten sostener la vida cotidiana. No consideramos trabajo solo lo que
tiene una contrapartida económica", explica la catedrática de Historia
e Instituciones Económicas de la Universidad Pablo de Olavide de
Sevilla Lina Gálvez, una de las impulsoras del Congreso.
La segunda pata de esta corriente es la búsqueda de indicadores del
bienestar diferentes al PIB. "No mide la desigualdad o la calidad de
vida, y no tiene en cuenta todas las actividades que no son
monetarizadas. Por eso, buscamos indicadores y análisis del bienestar
más complejos y realistas, para no identificar el bienestar solo con el
crecimiento o con lo material", subraya la economista.
"Pero no solo es un conocimiento teórico, tiene voluntad
transformadora", insiste Gálvez. Por eso, el Congreso, además de la
discusión, aspira a aportar un documento con una serie de propuestas
políticas concretas. De hecho, hace ya tres años un grupo de
intelectuales y asociaciones elaboraron un manifiesto que recogía
algunas de las propuestas de la economía feminista para salir de la
crisis.
Entre ellas, poner en marcha un plan
integral de servicios públicos que permitiera generar infraestructuras
sociales, una especie de Plan E que animara la inversión al mismo tiempo
que se construían guarderías o centros para el cuidado de dependientes.
Un plan que incluiría la universalización de la educación desde los
cero años. La economista Carmen Castro defendía entonces que un plan de
estas características serviría para reactivar la economía y crear empleo
y, al mismo tiempo, atender las necesidades sociales, crear un modelo
de sociedad más justo e impedir que las tareas de cuidado sean un
impedimento para que hombres y mujeres se incorporen o progresen en el
mercado laboral.
Desde entonces, las cosas han
cambiado y no precisamente a mejor. "Hay que hablar de cómo está
afectando la crisis y, sobre todo, su gestión a mujeres y hombres. Los
recortes destrozan lo público y los servicios sociales, de los que las
mujeres somos mayoritariamente las usuarias y las empleadas. Por eso
proponemos un modelo que haga sostenible la vida, que ponga las
condiciones para que todas las personas vivamos mejor y dignamente",
explica Lina Gálvez.
El congreso aspira a introducir
un análisis de género en los asuntos que están en el punto de mira
económico y social, como la gestión de la deuda y la privatización de
bienes básicos como el agua.
"Hay que hacerse
preguntas sobre el agua, sobre qué es y de quién es. Desde una
perspectiva neoclásica, el agua es un factor productivo. Desde la
economía feminista y, en mi caso, desde la ecológica diría que es un
activo ecosocial de muchas funciones", afirma Esther Velázquez,
profesora titular de Economía Ecológica de la Pablo de Olavide.
Velázquez considera que hay que reflexionar sobre el uso que se le da
al agua y cómo mujeres y hombres intervienen de forma diferente. "Las
mujeres siguen siendo las principales cuidadoras del agua, con
diferentes consecuencias", asegura la economista.
0 comentarios:
Publicar un comentario