lunes, 6 de febrero de 2012



Félix Talego ( Profesor de la Universidad de Sevilla), Ángel del Río ( profesor de la Universidad de Sevilla) y Agustín Coca ( profesor de la Universidad Pablo de Olavide y del Máster ISAMA) han públicado un artículo en el que se reflexiona sobre la importancia deslegitimadora del movimiento 15-M.

Texto Integro en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=144109&titular=por-qu%E9-no-nos-representan- 

" Los períodos electorales, las llamadas “campañas”, son los momentos más señalados para la reproducción de la legitimidad de los regímenes democráticos. Esto pasa, por supuesto, por la elección de nuevos gobiernos o revalidación de los que han venido gobernando. Pero es más que esto, y más importante quizá, sobre todo cuando el turno de los sucesivos gobiernos salidos de las elecciones no supone una ruptura brusca de las filosofías y estrategias políticas. Las elecciones son, ante todo, la fórmula establecida por estos regímenes para obtener el consenso de la ciudadanía, de la nación o pueblo nacional, el ente del que emana la soberanía, según se proclama en mayúsculas en sus cartas fundacionales, las constituciones. Esta última dimensión hace que sean siempre importantes, aunque las diferencias entre el gobierno saliente y el entrante resulten difíciles de encontrar. Porque aún en estos casos las elecciones mantienen su calidad de actos simbólicos de aclamación del régimen (democrático).
Pues bien, en todas las instituciones conocidas de las diversas sociedades, las cosas importantes que ocurren en su seno en orden a su mantenimiento, renovación, transformación, etc., ocurren por medio de rituales, con la sola excepción de invasiones y guerras. Los estados llamados democráticos no son distintos en esto: ciertamente, las elecciones son un ritual, el ritual más importante de estos estados, pues es por medio de ellas que la dirección política y la élite que la constituye obtienen la aceptación de la ciudadanía, el sello de legitimidad que les permitirá presentar sus decisiones como decisiones democráticas, queridas o, incluso, buenas para el pueblo.
Es lo propio de todo ritual provocar efectos bien concretos sobre el estatus y la posición de las personas y los colectivos concernidos en base a la activación e interacción de símbolos. Es decir, en los rituales, los escenarios, los tiempos y el modo de aparición de personas, objetos, indumentarias, etc. expresan más de lo aparente, cifran contenidos con cierto grado de ambigüedad y polisemia (símbolos) que conviene saber leer. Vamos a hacer justamente esto con algunos de los símbolos que entran en acción en ese gran ritual de los regímenes democráticos que son las elecciones. Ello con vistas a ofrecer una explicación de la oportunidad y eficacia política alcanzada por el movimiento 15-M.
Ciertamente, su irrupción en el espacio público durante 2011 es un hecho de enorme relevancia simbólica (y, por tanto, política), pues ha venido de algún modo a “trastornar” el ritual electoral, lo que no tiene precedentes en el régimen democrático español. Otras acciones simbólicas en el curso de los rituales electorales han sido de un tipo muy diferente: acciones violentas protagonizadas por grupos armados, más o menos aislados, campañas pidiendo la abstención activa auspiciada por colectivos libertarios, autónomos o de la izquierda radical o llamamientos al boicot al proceso electoral como medida de protesta de determinados colectivos sociales que sufren una problemática concreta. Pero toda la estrategia de aparición pública de las personas y entidades aglutinadas en torno al 15-M expresa simbólicamente una inequívoca posición de resistencia y denuncia no-violenta.(...)

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