Por Alicia Puleo
"Puede decirse que, hoy por hoy, el ecofeminismo o feminismo ecológico
es todavía una corriente minoritaria del feminismo mundial. Su profunda
crítica al modelo de desarrollo hegemónico no encaja fácilmente en la
agenda del feminismo mayoritario.
En el ámbito del Estado español,
el porcentaje de presencia del ecofeminismo en el conjunto del
feminismo, en tanto teoría y movimiento social, es aún mucho más escaso.
Aunque en los ochenta se hablaba de la posibilidad de un diálogo con el
ecologismo, en el siglo XXI estamos todavía en los inicios del contacto
entre los dos pensamientos más revolucionarios de nuestra época.
El
ecofeminismo no se reduce a una simple voluntad feminista de gestionar
mejor los recursos naturales, sino que exige la revisión crítica de una
serie de dualismos que subyacen a la persistencia de la desigualdad
entre los sexos y a la actual crisis ecológica. Su análisis de las
oposiciones naturaleza/cultura, mujer/varón, animal/humano,
sentimiento/razón, materia/espíritu, cuerpo/alma ha mostrado el
funcionamiento de una jerarquización que desvaloriza a las mujeres, a la
Naturaleza, a los animales, a los sentimientos y a lo corporal,
legitimando la dominación del varón, autoidentificado con la razón y la
cultura. El dominio tecnológico del mundo sería el último avatar de este
pensamiento antropocéntrico (que sólo otorga valor a lo humano) y
androcéntrico (que tiene por paradigma de lo humano a lo masculino tal
como se ha construido social e históricamente por exclusión de las
mujeres). La negación y el desprecio de los valores del cuidado,
relegados a la esfera feminizada de lo doméstico, ha conducido a la
humanidad a una carrera suicida de enfrentamientos bélicos y de
destrucción del planeta.
Origen de la sensibilidad ecofeminista
A
estas alturas de la historia del feminismo, ya existen varias
corrientes de teoría ecofeminista. Las más recientes, de carácter
deconstructivo, suelen autodenominarse feminismo ecológico para
distinguirse de las precedentes. Utilizo aquí los términos ecofeminismo y
ecofeminista indistintamente para todas ellas. Por razones de espacio,
no puedo referirme a sus diferencias conceptuales [1]. Me limitaré a señalar el origen de la sensibilidad ecofeminista para entender mejor su situación en el Estado español.
El
desarrollo de una conciencia ecofeminista se dio en primer lugar en
mujeres de sociedades hiperdesarrolladas preocupadas por su salud, por
los riesgos alimentarios originados por pesticidas, fertilizantes, y por
los efectos perversos de la excesiva medicalización del cuerpo
femenino. Estas pioneras buscaron una ginecología alternativa y
holística. De allí surgió ese extraordinario manual del Colectivo de
Mujeres de Boston: Nuestros Cuerpos, Nuestras Vidas.(...)Más en:http://www.rebelion.org/noticia.php?id=132870&titular=hacia-un-feminismo-con-conciencia-ecologista-
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