"Hablar de la necesidad de una Nueva Cultura del Agua es hablar sobre el
reto de esa Nueva Cultura de la Sostenibilidad que los tiempos exigen. Y
es, asimismo, hablar sobre la necesidad de asumir un nuevo enfoque
holístico e integrador de valores en materia de gestión de aguas. Sin
duda, la tradicional política hidráulica se queda hoy corta para recoger
las necesidades e inquietudes de nuestra sociedad y dar adecuadas
respuestas a los retos que se derivan del nuevo paradigma de la
sostenibilidad. Conciliar la aspiración a mejorar el bienestar de todos
con el reconocimiento y respeto a los límites del entorno natural, de
manera que se garantice su conservación, exige no sólo un giro en los
objetivos de esta política, sino también un cambio en las escalas de
valor y en la cultura que impregnan nuestra sociedad.
Quizás, las privilegiadas sociedades occidentales de hoy en día, puedan permitirse la opción de la huida hacia adelante, realimentando espirales de insostenibilidad. Pero esto sólo es posible desde la inmoralidad de sacrificar los derechos de las generaciones futuras y acrecentar las injusticias planetarias presentes. La lucha contra la pobreza, la eco-eficiencia y la conservación de nuestros patrimonios de naturaleza son claves de un reto de responsabilidad ética que hoy debemos asumir. Desde la Nueva Cultura del Agua este compromiso ético pasa por construir alternativas y ejemplos prácticos en los que las mejoras en la calidad de vida, no sólo se demuestren compatibles, sino que se basen en la recuperación y conservación de nuestros ecosistemas hídricos. En definitiva, se trata de vivir mejor con menos recursos, pero de mejor calidad y repartidos de manera más equitativa..."
Más en : http://www.unizar.es/fnca/index3.php
Quizás, las privilegiadas sociedades occidentales de hoy en día, puedan permitirse la opción de la huida hacia adelante, realimentando espirales de insostenibilidad. Pero esto sólo es posible desde la inmoralidad de sacrificar los derechos de las generaciones futuras y acrecentar las injusticias planetarias presentes. La lucha contra la pobreza, la eco-eficiencia y la conservación de nuestros patrimonios de naturaleza son claves de un reto de responsabilidad ética que hoy debemos asumir. Desde la Nueva Cultura del Agua este compromiso ético pasa por construir alternativas y ejemplos prácticos en los que las mejoras en la calidad de vida, no sólo se demuestren compatibles, sino que se basen en la recuperación y conservación de nuestros ecosistemas hídricos. En definitiva, se trata de vivir mejor con menos recursos, pero de mejor calidad y repartidos de manera más equitativa..."
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