jueves, 5 de abril de 2012

18 y 19 de Octubre de 2012
En la década de los 60 del pasado siglo se inició un intenso debate en el campo del
patrimonio cultural y de los museos que cuestionó la función social y el significado cultural de
las infraestructuras patrimoniales y museísticas, además de sus prácticas y métodos de
trabajo tradicionales. De este proceso nacieron nuevas concepciones del patrimonio cultural,
mucho más abiertas y amplias que las representadas por el patrimonio histórico-artístico o
monumental. Esto condujo a la aparición de nuevas formas de infraestructuras patrimoniales
como, por ejemplo, los ecomuseos, los museos de barrio, los museos locales, los centros de
interpretación, los museos de arqueología industrial o los parques arqueológicos. En el ámbito
teórico uno de sus mayores exponentes fue la Nueva Museología.
“Identidad”, “democracia cultural”, “participación social”, “territorio”, “desarrollo local”, “foro”,
“pluridisciplinaridad” o “valor simbólico” de los bienes culturales son conceptos que se
afianzaron en el campo patrimonial y museístico. Estos dieron lugar a un número importante
de nuevos proyectos o trajeron la renovación de los ya existentes. Sin embargo, muchos de
los proyectos han entrado en crisis con el paso del tiempo.
Por un lado, su legitimación sociocultural ha languidecido. En las actuales sociedades diversas
y complejas, muchas infraestructuras patrimoniales no han actualizado su propuesta
museológica y museográfica, perdiendo en gran medida su función social y significado
cultural. No han sido capaces de readaptarse a los nuevos intereses de las sociedades locales
y del público. Si no se reinventan, su viabilidad está en entredicho. Solamente su propia
historia legitimará su continuidad y aquella perderá significación con el tiempo.
Por otro lado, en otras muchas iniciativas patrimoniales y museísticas ha primado la
dimensión económica. Especialmente en el ámbito político y administrativo se ha considerado
que los museos y el patrimonio cultural podrían ser un importante motor económico del
desarrollo local. Se ha buscado reproducir, aquí y allá, el Efecto Guggenheim. Sin embargo, la
actual crisis económica, al menos en muchos países de Europa, está poniendo en cuestión el
futuro de esas iniciativas. Con una exigua vinculación social, con un apoyo político
decreciente y unas expectativas...más en:www.oiasso.com

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