martes, 12 de abril de 2011



La verdadera dimensión, del poder de la industria Nuclear nos la da la tragedia del Japón, en medio del terremoto, del tsunami y de la catástrofe nuclear. La empresa TEPCO continua al mando de las operaciones, la razón no es solo económica y que se manifiesta en su inmenso poder sobre los medios de comunicación, mas de 400 centrales en marcha en el mundo, 15 en construcción y otras 40 en proyecto, la razón es quien narices tiene la cantidad de personal cualificado necesario para abordar una catástrofe como la de Fukushima, nadie.Así pues somos rehenes de la soberbia tecnológica NUCLEAR, del entramado, tecnológico y de intereses económicos, de la industria de generación de electricidad...


Obama ha dicho, como de pasada, una frase definitoria “Nada es completamente seguro nada es completamente peligroso”. El problema es que cuando hablamos de radiactividad estamos ante palabras mayores.
Las secuelas no desaparecen como por ensalmo, y sobre todo ese engendro diabólico creado por la industria Nuclear Francesa el MOX, (material usado en la planta 3 de Fukushima) que consiste en reutilizar el uranio ya usado con Plutonio, la razón es prolongar la vida útil del combustible para las centrales nucleares.
Las centrales nucleares contaminan el mundo, mientras se desprecie el efecto del peligro nuclear sobre la humanidad. Un paso decisivo en la seguridad nuclear, fue la prohibición de las pruebas nucleares. Y esta prohibición, nos demuestra que la prohibición de el uso de las centrales si que es posible. De la misma manera que se hizo mundialmente esta prohibición, hoy se puede, y se debe, plantear el desmantelamiento de las centrales existentes, así como la prohibición de la construcción de nuevas centrales.
La primera central de generación eléctrica se construyo en la Unión Soviética y desde allí se camino a Chernobil pero antes ocurrieron otros accidentes que se mantuvieron en secreto por el bien del socialismo.
La clave esta en que la energía nuclear es considerada como un medio mas para obtener electricidad, neutro, utilizado tanto por el sistema capitalista como por el socialista, así pues goza del privilegio del prejuicio ideológico, por lo que las nucleares tienen otra coartada histórica. Pero los humanos no hemos dejado de pensar.
¿Tenemos derecho en nombre del mito del crecimiento a contaminar de forma irreversible a nuestros nietos? NO.

...texto completo en:



0 comentarios:

Publicar un comentario