No sé si habéis visto la última campaña de la DGT con monólogos "humorísticos" sobre diversos temas. Bien: hay uno dirigido a los peatones en el que el showman repite todo el tiempo "¡Que estáis atontaos!". La idea básica del monólogo es que ante una circulación agresiva e incontrolable ("hay coches hasta en las aceras") el peatón tiene la responsabilidad de no dejarse atropellar, y por ello debe renunciar a hablar por el móvil o sencillamente andar distraído. La culpa es del peatón, que va "atontao" por la calle como si pasear por la
ciudad de forma despreocupada fuera un delito. No voy a entrar en la polémica de si se puede basar en el humor y en el chiste una campaña de prevención de un problema que mata a 1500 personas al año en el Estado Español. Ese es otro debate. Mi indignación ahora es que esta campaña, como la de los feos grafittis horizontales del RACC que inundan nuestros pasos de cebra, atribuye al peatón la responsabilidad de un problema causado por el coche en un 99% de los casos: atropellar viandantes. Y antes de controlar la plaga del tráfico motorizado, prefieren limitar la capacidad del movimiento de la parte débil: el peatón que sufre el abuso del coche y no puede ser tratado como culpable de algo tan natural como ir a pie.
Recuerdo cuando las mujeres violadas tenían la culpa de ser violadas ("van provocando"), o cuando los perseguidos por las dictaduras latinoamericanas eran detenidos ilegalmente ("algo habrá hecho"). El
recurso zafio y autoritario de culpar a la víctima es típico del autoritarismo. Y ahora le ha tocado a los peatones.
Por Pedro Malpica
ciudad de forma despreocupada fuera un delito. No voy a entrar en la polémica de si se puede basar en el humor y en el chiste una campaña de prevención de un problema que mata a 1500 personas al año en el Estado Español. Ese es otro debate. Mi indignación ahora es que esta campaña, como la de los feos grafittis horizontales del RACC que inundan nuestros pasos de cebra, atribuye al peatón la responsabilidad de un problema causado por el coche en un 99% de los casos: atropellar viandantes. Y antes de controlar la plaga del tráfico motorizado, prefieren limitar la capacidad del movimiento de la parte débil: el peatón que sufre el abuso del coche y no puede ser tratado como culpable de algo tan natural como ir a pie.
Recuerdo cuando las mujeres violadas tenían la culpa de ser violadas ("van provocando"), o cuando los perseguidos por las dictaduras latinoamericanas eran detenidos ilegalmente ("algo habrá hecho"). El
recurso zafio y autoritario de culpar a la víctima es típico del autoritarismo. Y ahora le ha tocado a los peatones.
Por Pedro Malpica
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