miércoles, 24 de agosto de 2011


"La historia cuenta que en 1572, comunidades muiscas demandaron a la Corona española por la fundación de Villa de Leyva, que iba a hacerse en un lugar sagrado, lo cual violaba las Leyes de Indias. Esa batalla jurídica fue ganada por los indígenas y se obligó al traslado de la población al sitio actual. Esta disputa se dio por lo que hoy se conoce como el Valle de Saquencipá, provincia del Alto Ricaurte en el departamento de Boyacá, cuyo territorio se divide entre ocho municipios que albergan una importante riqueza ambiental, cultural, histórica, arqueológica y turística. Un grupo llamado Colectivo por la Defensa del Valle de Saquencipá, en asocio con la Alcaldía de Villa de Leyva y el Consejo Ambiental del municipio, lo están defendiendo del proyecto “Facilidades de Sutamarchán e Infraestructura Asociada” de Ecopetrol, que busca ampliar una planta ubicada en Sutamarchán, en un terreno de 60 hectáreas.
Este hecho, que hoy enfrenta a las administraciones de Sutamarchán, Villa de Leyva y a Ecopetrol, convocó el pasado jueves a un foro, organizado por el Colectivo, en busca de exponer los puntos a favor y en contra del proyecto. Entre ‘vivas’ y ‘abajos’, en el recinto se hacían directas las voces de quienes apoyan la construcción de la instalación petrolera, basados en una oportunidad de desarrollo económico para sus habitantes y el municipio (Sutamarchán), y las de quienes piden una reubicación de las obras, alegando posibles daños ambientales, deterioro de la vocación turística, pérdida del patrimonio arqueológico y distorsión del entorno paisajístico.
El proyecto
Colombia pasó de una producción de crudos livianos a pesados, cuya consistencia puede compararse con la del arequipe, y para poderlo transportar por oleoductos es necesario utilizar diluyentes como nafta o gasolinas naturales. Álvaro Castañeda, vicepresidente de Transporte en Ecopetrol, cuenta que “en la medida en que crece la producción de crudo, aumenta la necesidad de diluyente, que hasta hace unos meses era transportado por carrotanques”.
A raíz de eso, Ecopetrol tomó la decisión de construir un poliducto que permitiera llevar ese diluyente desde Barrancabermeja hasta los Llanos (Meta y Casanare), utilizando una infraestructura que ya existía. El poliducto de Oriente, que va desde Sebastopol (Antioquia) hasta Tocancipá (sabana cundiboyacense), se encuentra con el poliducto Andino, en una planta construida en Sutamarchán, donde comenzó a operar este año con una capacidad de 54.000 barriles por día, pero como las necesidades de diluyente para 2012-2013 van a ser de 120.000 barriles diarios, entonces resulta necesario ampliarlo para poder llegar hasta esa capacidad
Para esos efectos es que Castañeda dice que se va a ampliar la planta de Sutamarchán con cinco unidades de bombeo, dos o tres tanques de almacenamiento de diluyente, un tanque de agua contra incendios, un sistema de tratamiento de aguas, una línea eléctrica, edificaciones administrativas y un campamento de policía.
Los que están en contra
Una de las preocupaciones de los opositores al proyecto es que el río Sutamarchán se encuentra a 30 metros de los poliductos y en la pasada ola invernal esta zona se inundó. Aunque no pasó nada, los del Colectivo afirman que el afluente podría, en un futuro, romper los tanques y derramarse así el diluyente sobre el agua. Con respecto a ese temor, el vicepresidente de Transporte explica que los tanques contarán con un “techo geodésico (tiene que ver con su forma en domo y materiales de fabricación), acompañado de una membrana flotante interna que asegura la no entrada de agua y el control de evaporación del producto, además de un sistema de diques de contención alrededor, sistemas de impermeabilización de los suelos y de protección catódica para evitar la corrosión”.
De otro lado, Guillermo Torres, integrante del Colectivo, explica que el “proyecto se ubica en una zona de alto riesgo de remoción de masas y de actividad sísmica con antecedentes históricos”. Asimismo, el experto cuenta que los estudios de orden geotécnico y geomorfológico no cumplen con los estándares necesarios para un proyecto de esta magnitud.
Por su parte, el antropólogo y ambientalista Diego Arango dice que la construcción y operación de la línea eléctrica para la Estación está sobre todo el patrimonio geológico y paleontológico. Al respecto, Castañeda explica que la empresa cuenta con un plan completo para el tratamiento de posibles hallazgos de este tipo y dice que durante la construcción del poliducto Andino en Boyacá se encontraron cerca de 7.000 fragmentos cerámicos, en su mayoría pertenecientes al período muisca tardío (siglos XIII y XVI), 1.000 restos óseos de animales y restos óseos de cinco individuos prehispánicos, que serán entregados a las autoridades municipales.
A todo esto, los opositores suman los riesgos que aparecerán en temas de seguridad, por posibles voladuras de los poliductos a cargo de grupos al margen de la ley, y Arango dice que se presentarán graves afectaciones sociales, debido a los posibles cambios en los hábitos y costumbres y los potenciales efectos sobre las actividades productivas tradicionales.
Con este panorama, Germán Sánchez Pereira, alcalde de Villa de Leyva, manifestó que “las decisiones de Ecopetrol se nos dan a cuentagotas, pues desde el comienzo no nos dieron la proyección clara”. De esta forma, el gobernante le pidió a la petrolera que se le informe a la comunidad la dimensión real del proyecto en su territorio." De y más en:http://www.elespectador.com/impreso/nacional/articulo-293176-planta-de-ecopetrol-siembra-discordia

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